Instrucciones de cuidado - Diego Calleja
Hay escrituras que, como cuentan que hicieron un dios o varios o una lluvia interminable, arman vida con aire y con barro. Mezclan y distribuyen, nombran y logran que, ahí donde no había nada, aparezca el paisaje y la historia.
En los cuentos de Diego Calleja, vemos surgir por partes, en los gestos mínimos, en las aventuras simples (un perro que muerde, nada y se escabulle en el cañaveral, la construcción trunca de una pileta, los secretos que esmaltan colmillos de yararás), un mundo. A la orilla del río, en el campo o en el entramado circunstancial de las calles y los edificios, pero, sobre todo, en lo que la gente hace y lo que la gente siente, en la soledad, en el el secreto, en el trabajo, en el amor, en la infancia; en eso que hay que ver y saber guardar y cuidar para después inventarle una forma nueva y propia a la verdad, Calleja habla. Y cuenta, y sopla el barro y mueve el viento y, con palabras, arma vida.
Santiago Craig