“Silencio como totalidad, como ideal. Instancia previa a la cosa, a la disgregación en palabras. El silencio es lo que queda de ese infinito y conjetural “Ser” donde la vida era/es potencial, donde el lenguaje era/sería “uno” con todas sus significaciones. “Lo anterior” en palabras de Pascal Quignard, aquello de donde venimos y hacia donde vamos, conforma un abismo sin fondo. Algo de ese paraíso nos queda, algo resplandece y se asoma en esta serie de poemas -que es un solo poema- de Irene Hume. Exquisito. Inquietante. El silencio que habita nos enfrenta a la perplejidad de quien observa profundamente y desoye, desaprende.

 (…) El misterio, lo insondable, esa textura sin nombre, sin límites desampara y a la vez posibilita el asombro: el germen de la belleza. En la incomprensión gravita/la belleza de todo misterio descubre Irene Hume en uno de los versos de este radiante y largo poema. ¿Acaso no es la poesía esa forma titilante que aspira a “decir” la totalidad? El lenguaje es esa completitud y es sin dudas superior a sus hablantes; trasciende al ser que lo posee. Es lo inabarcable. El silencio que habita abre paso a estas sospechas, las indaga, las lanza para que el lector inquieto se cubra de desasosiego, de zozobra. No dará respuestas, afortunadamente. Seguirá girando en quienes se acerquen para aumentar el eco de ese grito inalcanzable y original”.

 Bea Lunazzi

Género: poesía

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