Elegí lo que quieras leer y te lo llevamos a tu casa

"Un cuento es una novela depurada de ripios", escribió Horacio Quiroga, en su decálogo del perfecto cuentista. Y también, en el mismo punto del decálogo: "Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste".

Natalia Zito entiende con claridad esos consejos de Quiroga y depura de ripios sus cuentos. Por eso los leemos dejándonos llevar, firmemente, por la destreza de los diferentes narradores de este libro. Sus relatos, con la problemática de los personajes en primer plano, avanzan y nos envuelven en uno de los encantos que ofrece la buena literatura: el fluir de las historias. Vamos conociendo pequeños detalles de la vida cotidiana de los protagonistas, pero sin saber del todo qué es lo que les pasa. Natalia Zito narra lo que ve, sin sacar conclusiones, sin opinar. 

Uno de los personajes recorre la mitad de los cuentos. Se trata de Eduardo, que siempre está tratando de suicidarse, pero nunca lo consigue. Cada vez que nos encontramos con Eduardo, ya estamos preparados para una de las variantes más interesantes de este libro: el humor. Con humor, entonces y con la sensación de que la suerte está echada, los relatos de Natalia Zito nos muestran un conjunto de personajes a la deriva que tratan de hacer lo que pueden con sus vidas.

 

Ariel Bermani

Agua del mismo caño - Natalia Zito

$18.000,00
Agua del mismo caño - Natalia Zito $18.000,00
Entregas para el CP:

Medios de envío

Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

"Un cuento es una novela depurada de ripios", escribió Horacio Quiroga, en su decálogo del perfecto cuentista. Y también, en el mismo punto del decálogo: "Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste".

Natalia Zito entiende con claridad esos consejos de Quiroga y depura de ripios sus cuentos. Por eso los leemos dejándonos llevar, firmemente, por la destreza de los diferentes narradores de este libro. Sus relatos, con la problemática de los personajes en primer plano, avanzan y nos envuelven en uno de los encantos que ofrece la buena literatura: el fluir de las historias. Vamos conociendo pequeños detalles de la vida cotidiana de los protagonistas, pero sin saber del todo qué es lo que les pasa. Natalia Zito narra lo que ve, sin sacar conclusiones, sin opinar. 

Uno de los personajes recorre la mitad de los cuentos. Se trata de Eduardo, que siempre está tratando de suicidarse, pero nunca lo consigue. Cada vez que nos encontramos con Eduardo, ya estamos preparados para una de las variantes más interesantes de este libro: el humor. Con humor, entonces y con la sensación de que la suerte está echada, los relatos de Natalia Zito nos muestran un conjunto de personajes a la deriva que tratan de hacer lo que pueden con sus vidas.

 

Ariel Bermani